Texto clave: “Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?“ Ruth 1:20-21
En el libro de Ruth, se nos relata una historia de crisis, de duelo, separación, desamparo, ya que observamos hambre, mujeres que pierden a sus maridos, amargura por la experiencia de vida, inseguridad por la desprotección que la ausencia del hombre significaba, etc.
Sin embargo, ante tan grande dolor los personajes nos muestras aceptación y reconocimiento de la soberanía de Dios sobre esas diferentes experiencias sufridas. Admiten que Dios dio y también Dios quitó, ya que Dios está siempre presente en todo cuanto se experimenta, no importa que tan doloroso o alegre sea. Dios, esta invisible y silenciosamente guiando, proveyendo y sosteniendo a los suyos.
Entonces el libro de Ruth, es un libro de fidelidad, de compromiso, reconocimiento y lealtad a Dios y al prójimo, en todo momento de vida y no un libro de las mujeres contra el mundo.
Título: “Mujeres guiadas por Dios”
Introducción
Han transcurrido treinta años de desempeño ministerial de la Sociedad Femenil, Ruth y Noemí de nuestra amada iglesia Eben-ezer. Sin lugar a dudas este gran tramo recorrido ha tenido subidas, bajadas, curvas y rectas, brechas llanas y pedregosas. Así que estos diversos tramos caminados trajeron su singular situación, bien de dolor, alegría, ánimo o desencanto.
Hubo momentos que la llama de la fe y el compromiso ministerial para con Dios, menguo, porque fue casi apagado por los dolores del momento, y por haber ante puesto la emoción en esa situación y no la confianza en Dios. Pero hoy estamos aquí, después de treinta años, por la gracia soberana de Dios, y este momento nos presta la oportunidad de reflexionar nuestro andar y compromiso ministerial como socias del ministerio femenil Ruth y Noemí y creyentes del Dios verdadero.
Por tanto, pensemos: ¿Cómo son las personas guiados por Dios? ¿Qué los caracteriza o distingue? ¿Qué actitudes asumen en medio de lo que les toca vivir en la experiencia de vida y ministerio?
Leamos, observando las ideas claves del texto:
En primer lugar observamos que el escritor nos presenta la separación del hogar que la familia de Elimelec y Noemí experimentó por la crisis social que se daba en ese momento. (verss. 1-2)
En segundo lugar observamos que esta familia solucionó su problema de hambre, pero les sobrevino otra clase de crisis familiar. “Duelo, viudez”. (vers. 3), Pese a esta situación de duelo, se quedaron a vivir en aquel lugar e hicieron familia sus hijos. Después de pasados diez años, el duelo vuelve al corazón de esta esposa, madre y suegra. (verss. 4-5)
En tercer lugar observamos que estas tres mujeres quedaron desamparadas, ante la mirada social y ellas creyéndose así, proponen una dolorosa separación familiar. (5-14)
En cuarto lugar observamos que la nuera llamada Orfa, hace suyo la propuesta de su suegra y se regresa a su tierra, y a su cultura. (verss. 14-15).
Sin embargo Ruth, se mantiene fiel y comprometida al amor y relación familiar que había cultivado a su suegra y al Dios de ella. (verss. 15-18).
En quinto lugar observamos que emprenden el viaje juntas hacia Belén, lugar donde Noemí y su familia eran originarios y por razones de necesidad se fueron a Moab. (19-22). Sin embargo ante esta tragedia experimentada por la familia de Noemí y que involucraba ahora a la nuera Ruth, se exalta y reconoce a Dios como el único autor de esas variadas experiencias en las diferentes etapas de vida. (verss. 20-21).
Interpretación de los datos bíblicos: Al tener estos diferentes rostros dolor del momento vivido de esta familia, concluimos que es una historia de tragedia. Y la tragedia a cualquier persona que no ha aprendido a fijar a Dios en el centro de su vida, lo puede desanimar, frustrar, enojar, y llevarlo a sentirse victimiza, etc.
No obstante, al mirar la iniciativa de Noemí y de Ruth, en medio de tan dolorosa tragedia nos preguntamos, ¿que las sostiene, que las anima y mantiene en unidad y esperanza? Es bastante obvio la respuesta, ya que la soberana gracia de Dios, dirige, consuela y anima a estas mujeres en la dolorosa situación de vida.
En medio de la desesperanza y la dolorosa tragedia, Dios había provisto con su gracia lo necesarios para transformar el desamparo en protección, por medio de las leyes y cultura del momento. (2:1-2; 4:7-16; Deuteronomio 25:9).
Dios diseño una cultura con leyes, que dé respuesta a los desprotegidos: Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada. Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo Jehová vuestro Dios. (Levítico 19:9-10).
Sino que te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová tu Dios; por tanto, yo te mando que hagas esto. Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos. (Deuteronomio 24:18-19)
Aplicación de las verdades para asumir nuevas conductas y compromisos con el reino. En conclusión, en este trágico relato, entendemos que Dios, estaba silenciosamente actuando en favor de estas dos mujeres. Él, las guió, sostuvo y consoló en todo momento. Con su gracia transformó la triste situación de vida.
Por otro lado, ellas aceptaron con humildad la situación que Dios les permitió vivir, se juraron lealtad y compañerismo; agarradas en la soberana mano de Dios se levantaron a una nueva dignidad y paz y sonrisa en sus labios. (4:14-17).
Por tanto amada sociedad “Ruth y Noemí, en medio de los diferentes momentos de experiencia ministerial, no dejen que el dolor o la alegría opaque, mengue el ánimo y compromiso de amor y fiel obediencia a Dios, hagan de la soberana gracia y dirección de Dios el más alto valor de vida, si desean mantenerse fieles y avanzando y produciendo en todo el camino ministerial al cual fueron llamadas.
Oración.
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