Lo que más lamentaremos – Mark Batterson
Versículo:“Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos. Dios nos juzgará por cada cosa que hagamos, incluso lo que hayamos hecho en secreto, sea bueno o sea malo.” Eclesiastés 12:13-14 (NTV)
¿Por qué los compositores escriben música? ¿Por qué compiten los atletas? ¿Por qué los políticos aspiran a ocupar puestos en el gobierno? ¿Por qué los empresarios echan a andar sus negocios? ¿Por qué los médicos practican la medicina? ¿Por qué enseñan los maestros?
Ciertamente, son muchas las respuestas que se podrían dar a estas preguntas, pero la respuesta correcta es la siguiente: lo hacen para darle expresión a algo que llevan muy dentro de su alma. Ese algo es la huella en el alma. Nuestra realización la encontramos cuando hacemos aquello que fuimos originalmente diseñados para que lo hiciéramos, y en última instancia, destinados a hacerlo.
Un hombre llamado Søren Kierkegaard dijo: «La forma más profunda de desesperación consiste en tomar la decisión de ser alguien que no somos». Imagínate llegar al final de tus días lamentando haber sido quien no eras en realidad, o peor aún, que tu vida se apague sin cumplir el propósito por el cual fuiste creado. De seguro sería muy triste y frustrante.
Y es que muchas personas pasan toda su vida intentando ser alguien más cuando Dios los ha creado únicos y especiales, con características específicas, talentos singulares y, en algunos casos, dones exclusivos. Un día lamentarán no haber sido fieles a si mismos y sobretodo, no haber sido fieles a Dios.
Cuando tu vida haya terminado, el mundo solo te hará una pregunta: ¿qué hiciste de entre todo lo que se suponía que debías hacer?.
Parte de la felicidad en la vida radica en convertirte en lo que Dios quiso inicialmente que fueras. En relación a esto, alguien dijo: “El secreto de la vida consiste en averiguar para qué Dios te está preparando, cuál es ese momento especial que marcará tu antes y tu después”. En otras palabras, descubrir cuál es tu propósito y cumplirlo.
El rey Salomón al término de sus días pudo realizar una contundente afirmación: “Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos”. Son las palabras de un hombre que disfrutó cualquier placer que la vida pudiera ofrecerle pero que pudo cumplir el rol que Dios designó para él antes de nacer.
¡No desperdicies tu tiempo ni te lamentes! Fuiste diseñado originalmente para honrar a Dios con tu vida en todo lo que hagas. Al final de todo se trata de Él.
Devocional basado en el libro “Destino Divino” de Mark Batterson
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